“The difference between the almost right word and the right word is really a large matter. ’tis the difference between the lightning bug and the lightning.” - Mark Twain
La idea para esta entrada se me ocurrió hace unos días cuando, revisando las traducciones de los estatutos y libros de actas societarias de una conocida empresa cotizada, caí en la cuenta de que conceptos societarios básicos como, en este caso, el concepto de acciones, no se traducen bien porque, básicamente, el traductor intenta «calcar» el régimen español de las acciones y traducirlo a inglés como mejor puede, y esto no siempre funciona.
Así que aquí va un pequeño glosario inglés/español de derecho societario (que puedes descargar, imprimir o compartir con compañeros de trabajo) en relación con, en particular, las acciones de una sociedad de capital.
Tiempo de lectura:< 1minutoNo se me ocurre mejor forma de comenzar este blog que llamando la atención del lector sobre un libro escrito por un autor desde su experiencia como traductor de textos jurídicos y financieros en uno de los despachos internacionales más conocidos de Madrid. El libro es «50 English Tips for Spanish Professionals», y como con toda intención se señala en su portada, aborda «los errores más comunes … y cómo evitarlos».
Y es que, aunque sin duda el nivel de inglés jurídico en los despachos de abogados ha ido creciendo en los últimos años, lo cierto es que todos los traductores vemos -todos los días- errores gramaticales, sintácticos o de concepto en las traducciones jurídicas que revisamos. Los abogados saben inglés de negocios, sin duda, y muchos de ellos se han formado incluso fuera de España en universidades anglosajonas. Por alguna razón misteriosa, sin embargo, cuando regresan a ejercer a España empiezan a acumular las «muletillas» y expresiones hechas que conocemos como «Spanglish». Y una vez que una expresión de este tipo se cuela en un borrador de contrato, se propaga subrepticiamente como la pólvora por todos los despachos y asesorías jurídicas.
El libro es un torpedo en la línea de flotación de ese «Spanglish». Está escrito (en inglés) de forma clara, didáctica, con ejemplos extraídos de la práctica diaria de su autor, presentados en forma de varias opciones de las que generalmente solo una es correcta. Y no se limita a corregir expresiones, sino que ofrece reglas sencillas que evitarán sonrojarse la próxima vez en una reunión con un nativo anglosajón por un error similar.
Lo mejor: ameno, de lectura rápida y ágil, y de utilidad sobrada. Y hay una segunda parte, disponible aquí.